lunes, 22 de marzo de 2010

Mi Dulce Condena


Durante una noche de luna llena mientras me disponía a reposar en mi habitación escuche un sonido, un grito de lamento pero no un lamento cualquiera, era un lamento agónico, como quien pide piedad no de su propia vida si no la de el ser amado, me asome a la ventana y alcancé ver una sombra fina doblar la esquina, apenas pude ver que era una mujer de pronto sentí una fuerte necesidad de saber quien era, me calce de nuevo baje las escaleras del edificio, escaleras de madera veja que rechinaban a cada paso, salí por la puerta tratando de hacer el menor ruido posible ya que la puerta era vieja y con bisagras un poco oxidadas, tome una corta carrera hacia la esquina donde había visto a la mujer, para cuando llegue ya no había nada, pero la intriga me agobiaba, la calle estaba medio alumbrada por unas cuantas lámparas, decidí caminar hacia la otra esquina de la cuadra, para cuando iba a media cuadra ví en un callejón un tanto oscuro y sin salida una silueta, parecía ella, me fui acercando lentamente y pregunte con voz suave y de confianza "esta usted bien?" pero al acercarme mas note que solo eran unos botes de basura, de un momento a otro la noche se hizo mas fría, decidí mejor ir a descansar, cuando gire para regresar al viejo edificio, justo detrás de mi estaba ella, la adrenalina comenzó a fluir por mis venas, el miedo se apodero de mi, por fin comprendí la expresión que dicen muchos - "vi mi vida entera pasar frente a mis ojos" - las lámparas de la calle se opacaron el callejón quedo totalmente oscuro, no solo quería moverme lo necesitaba, sentí como mi cara se derretía como el plástico al fuego, y comencé a tartamudear tratando de preguntar quien era, en ese momento las lámparas regresaron a la normalidad, ella tenia un vestido negro muy fino con encajes blancos y unas cintas rojas y llevaba puesto una larga gabardina totalmente negra con un capuz que le cubría el rostro, tomo mis manos las de ella estaban totalmente frías, puso mis manos sobre sus caderas la lámpara del callejón se encendió convenientemente y ella se acerco mas a mi descubriéndose el rostro, era una mujer hermosa, de cabello castaño ondulado, rasgos muy finos como de una princesa, pero pálida como una hoja de papel, y algo muy particular de entre ese par de labios carnosos y bien delineados se alcanzaban a ver un par de colmillos puntiagudos, se veía cansada y débil, al terminar de apreciar su belleza el miedo ya no sucumbía mi ser y la adrenalina parecía una droga extasiante, la tome fuerte para que no cayera, puso sus manos sobre mis hombros y apretó un poco fuerte, por fin pudieron salir esas palabras de mi boca y le pude preguntar - "esta usted bien?" - me miro fijamente a los ojos, con esos ojos rojizos como el ocaso de un día de verano, su mirada era calida y a la vez como de arrepentimiento, pronuncio unas cuantas palabras que apenas logre entender, puse cara de duda y le pregunte con sigilo si podía repetir lo que dijo, alzo la cabeza por un momento luego apoyo su mentón en mi hombro y me susurro al oído - "necesito de tu sangre" - en ese momento corrió su mano de mi hombro al cuello y la otra la coloco en mi espalda, sentí como mis pupilas se dilataban mi respiración era entre cortada inhalando y exhalando por la boca no me quise resistir ya sabia lo que iba a suceder, ella me iba a succionar toda la sangre hasta dejarme seco como una pasa vieja, la rodee con mis brazos la apreté un fuerte, sentía como vaciaba la sangre de mi cuerpo pero dejaba algo en su lugar, algo que se acoplaba perfectamente a mi ser, de pronto abrió su mandíbula todavía había sangre en mi junto con esa sensación de paz, coloco sus manos en mis mejillas, ya tenia mas color, me dio las gracias y beso mi frente, dio media vuelta para irse la tome de la mano y le dije que me tomara como su lacayo, no tenia una vida como la que mis padres dijeron que tendría, apenas tenia dinero para comer y a nadie junto a mi, me dijo que ya era propiedad de ella que a donde ella fuera yo la iba a seguir pero no me miraba como un artefacto mas de su colección, me miraba con deseo y hasta sentí cariño de su parte, aun sin conocerla ni siquiera saber su nombre me sentía tan completo, ella era esa parte de mi que jamás imagine encontrar, me dijo - "ahora caminaras la senda de los inmortales junto a mi, no fue casualidad que me encontraras acá, yo te busque y te estudie minuciosamente, te escogí ahora soy tu complemento y vos el mío" - sus labios se arquearon haciendo una sonrisa, le di un beso en la frente como ella lo había hecho con migo, no le solté la mano y empezamos a caminar por la calle, olvidándome de todo lo que tenia, que no era mucho, lo deje todo por ella, mis recuerdos mis compañeros de trabajo y de fiestas, deje todo por ese princesa de la oscuridad.